Recetas Buffet: Brochetas de calamar, langostinos y champiñones al ajillo

La comida marina ocupa desde siempre un lugar privilegiado en las cocinas del mundo, especialmente en aquellos países que tienen el privilegio de contar con una extensa costa o con acceso directo a los tesoros del mar. En estas tierras, el mar no solo es una fuente de vida y sustento, sino también de inspiración gastronómica: peces frescos, mariscos jugosos, conchas, algas y una infinidad de ingredientes que han dado origen a platos llenos de sabor, textura y tradición.

En el caso del Perú, la cocina marina es una verdadera joya cultural. Gracias a la riqueza del océano Pacífico y a la creatividad de sus cocineros, nuestra gastronomía marina ha alcanzado reconocimiento mundial. Platos como el cebiche, el arroz con mariscos, la parihuela o el chupe de camarones no solo representan una conexión directa con el mar, sino que también son el reflejo de siglos de fusión culinaria y sabiduría popular.

La receta que presentamos hoy es una celebración de esa diversidad marina. Una combinación de ingredientes frescos y sabrosos que, al unirse, dan como resultado un manjar que deleita los sentidos y transporta a quien lo prueba a la orilla del mar, con el sonido de las olas y el aroma del océano como telón de fondo. Prepara tu cocina, afina tu sazón y acompáñanos en esta nueva aventura de sabores donde el mar es protagonista.

INGREDIENTES PARA 25 PORCIONES

2 kg de calamar
1 kg de langostinos
500 g de champiñones
250 g de cebolla
150 g de ají amarillo
100 gr de perejil picado
100 ml de vino blanco
50 g de harina
20 g de sal
3 g de pimienta
30 ml de aceite de oliva
1 hoja de laurel
20 ml de brandy
20 ml de vinagre
2 g de pimienta negra entera 
50 g de mantequilla
250 ml de caldo de pescado (fumet)
50 g de ajo
Palos para brochetas

PREPARACIÓN
  1. Limpiar el calamar y los langostinos. Reservar. Lavar y quitar la parte del tallo de los champiñones.
  2. Calentar una sartén a fuego alto, incorporar el aceite de oliva, agregar los champiñones, 10 g de ajo entero, laurel, pimienta negra y saltear manteniendo el fuego alto, flambear con brandy y agregar el vinagre, sal y retirar inmediatamente. Reservar.
  3. Cortar la cebolla y el pimiento en triángulos. Reservar. Picar ajo y ají amarillo en brunoise (cuadritos pequeños). Reservar. Picar finamente el perejil.
  4. Cortar el calamar en aros y colocar en un bol con los langostinos. Sazonar con sal y pimienta blanca.
  5. Armar la brocheta insertando alternadamente langostino, cebolla, pimiento, calamar, champiñones, pimiento, cebolla y langostino. Reservar.
  6. Preparamos una salsa de ajillo colocando una sartén a fuego medio y añadirle la mantequilla, ajo, ají, pimienta blanca y cocinar hasta que el ajo esté cristalino, incorporar el vino y la harina y agregar el caldo de pescado. Cocinar de 10 a 15 minutos a fuego muy bajo. Incorporar el perejil.
  7. Las brochetas se fríen en plancha, parrilla o sartén bien caliente y al momento.
  8. Bañar con la salsa de ajillo y servir.

Cocinar con productos del mar es, en muchos sentidos, un acto de respeto y celebración: respeto por los ingredientes que nos ofrece la naturaleza y celebración por el sabor profundo, fresco y vibrante que solo el mar puede brindar. Cada receta marina es una oportunidad para reconectar con nuestras raíces, con la tradición pesquera y culinaria que ha alimentado a generaciones, y también con la creatividad que sigue dando vida a nuevas interpretaciones en nuestras cocinas.

El plato que hoy compartimos es solo una muestra de la riqueza que encierran nuestras costas. Su preparación puede requerir algo de paciencia y atención al detalle, pero el resultado final —sabroso, aromático y generoso— bien vale el esfuerzo. Ya sea para una comida familiar, una ocasión especial o un buffet bien pensado, llevar los sabores del mar a la mesa siempre será un acierto.

Porque en cada bocado se siente la frescura de los ingredientes, el calor del fogón y la pasión de quien cocina. Así, más que alimentar, estos platos marinos evocan memorias, crean momentos y nos recuerdan que el mar, además de ser inmenso, también es profundamente sabroso.



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